El Observatorio Rubin no lo descubrió, pero, aunque aún se encuentra en fase de puesta en servicio y pruebas, logró vislumbrar a este inusual visitante.
Un equipo liderado por el Southwest Research Instituto (SwRI) identificó una luna previamente desconocida que orbita Urano, ampliando la familia de satélites conocidos del planeta a 29.
Estas dos imágenes, tomadas con un año de diferencia por el Telescopio Espacial Hubble de la NASA, muestran cómo la supernova designada SN 2018gv se desvaneció con el tiempo.
Las observaciones del Hubble permiten a los astrónomos estimar con mayor precisión el tamaño del núcleo sólido y congelado del cometa.
La Cámara de Energía Oscura captura la esquiva luz al interior de Abell 3667, ofreciendo un vistazo a su historia como cúmulo de galaxias en fusión y un adelanto de lo que entregará el Observatorio Vera C. Rubin de NSF–DOE.
Utilizando una combinación de varios telescopios, que incluye al Observatorio Internacional Gemini, financiado en parte por la Fundación Nacional de Ciencias (NSF) y operado por NOIRLab de NSF, además del telescopio SOAR, del Observatorio Interamericano de Cerro Tololo, un Programa de NOIRLab de NSF, un equipo de astrónomos logró detectar la explosión de supernova más cercana a la Tierra, confirmando que se trata de lo que se conoce como un evento transitorio rápido de Rayos X.
Los astrónomos que utilizan el Telescopio Espacial James Webb de la NASA han capturado evidencia convincente de un planeta con una masa similar a Saturno orbitando la joven estrella cercana TWA 7.
El Telescopio Espacial Nancy Grace Roman, que estudiará el cielo tras su lanzamiento, mostrará cientos de lentes gravitacionales donde se encuentra una magnífica galaxia masiva en primer plano y distorsiona la luz de la galaxia del fondo, formando arcos y caídas.
En un innovador nuevo estudio, un equipo dirigido por científicos del Observatorio Solar Nacional (NSO por sus siglas en inglés) de la Fundación Nacional de Ciencias de EE.UU. (NSF) ha capturado la imagen más nítida hasta la fecha de la superficie del Sol, revelando “franjas” magnéticas ultrafinas, conocidas como estrías, de solo 20 kilómetros de ancho, aproximadamente la longitud de Manhattan.
Un nuevo estudio, basado en datos del Hubble y del telescopio espacial Gaia de la Agencia Espacial Europea (ESA por sus siglas en inglés), afirma que “no tan rápido”.